9 nov 2014

Ser generoso y rentable es posible, ¡inténtalo!

En un entorno laboral, la generosidad no parece la manera más efectiva de obtener resultados; es decir, no nos parece rentable. Pero no es así.

Dicen que la generosidad no solo es la mayor de las virtudes, sino la madre de todas las demás. Esto nos puede parecer muy noble, pero ser muy generoso con los demás, especialmente en un entorno laboral, no nos parece una manera muy lógica o efectiva de destacar y obtener grandes logros personales y empresariales; en pocas palabras, no nos parece rentable.

Pensamos que para salir adelante es necesario enfocarse en nuestros propios objetivos lo más posible y resguardar celosamente el conocimiento y los recursos privilegiados con los que contamos. Así, nos parece una mala idea ayudar mucho a los otros, particularmente si estamos compitiendo con ellos por un resultado o puesto.

Esta manera de pensar es parte intrínseca de nuestra educación y paradigma humano, donde más es mejor y únicamente puede existir un ganador. Desde pequeños nos enseñan esto, induciéndonos a la competencia y valorando a los “ganadores” sobre los “perdedores” con premios y medallas, lo cual hace sentir bien a aquellos que ganan y mal a quienes pierden.

En fechas recientes viví esta experiencia con uno de mis hijos, el cual llegó a la final de un concurso de matemáticas en su escuela, pero no logró colocarse entre los primeros tres lugares.

El impacto emocional en él fue muy fuerte, y con lo que me quedo yo es con la pregunta de si ello fue lo más indicado para su desarrollo individual y para el desarrollo colectivo de su grupo escolar. La respuesta a la que llego es que no.

En el trabajo que realizamos en Mesa Consultores destacamos mucho el valor de las relaciones humanas. Decimos que la relación es la base de todo logro; y no cualquier relación, sino aquella donde existen respeto, confianza, entrega, y todos los demás valores que generan riqueza humana.

Independientemente de cuán inteligentes, capaces o experimentados creamos que somos, solos no podemos lograr las grandes cosas de la vida y el trabajo. Para ello, requerimos de los demás, de su voluntad, alineación y esfuerzo discrecional, aquel que no puede lograr ningún contrato o descripción de trabajo o comprar ningún sueldo.

Si dicha afirmación (que la relación es la base de todo logro) es válida, entonces es necesario enfocarnos más en la relación que en nosotros mismos, y darle más valor a lo que construimos juntos que a lo que obtengo yo.

La importancia de las relaciones es conocida aunque poco practicada, y de ahí el famoso “ganar-ganar”; ¿pero qué si “ganar-ganar” no fuera la manera más poderosa de generar relaciones? ¿Qué si “perder-ganar” por más ilógico que nos parezca fuese el acceso a relaciones y resultados extraordinarios?

En su reciente y famoso libro Give and Take: A Revolutionary Approach to Success (Dar y recibir: un enfoque revolucionario hacia el éxito), Adam Grant nos dice que existen tres tipos de personas en el mundo:

1. Los takers: aquellos que tienden a tomar más de lo que dan.
2. Los matchers: aquellos que tienden a tomar lo mismo que lo que dan.
3. Los givers: aquellos que tienden a dar más de lo que toman.

Según Grant, en el corto plazo los takers suelen obtener mejores resultados ya que se aprovechan de la situación inmediata y, en ese momento, sacan ventaja. Sin embargo, en poco tiempo la gente suele rechazarlos al catalogarlos como abusivos y aprovechados.

Por otro lado, en el mediano plazo son los matchers los que obtienen ventaja en cuanto a relaciones y resultados. Curiosamente, la filosofía de los matchers, la cual por cierto incluye a la mayoría de las personas “justas y éticas” en un entorno laboral, los “ganar-ganar”, acaba siendo poco productiva, ya que una masa crítica actúa así, por lo que no es nada especial.

Además, en esa dinámica interrelacional la gente a menudo está a la defensiva, puesto que sabe que con el tiempo tendrá que pagar el favor de cualquier cosa que reciba. 

Según Grant, en el largo plazo son los givers las personas que tienden a dar más de lo que reciben, las que sacan ventaja en términos de relaciones y de resultados, siendo favorecidos eventualmente por todos aquellos a quienes ayudaron sin interés alguno en el camino.

El autor da varios ejemplos en su libro de givers que lograron un gran éxito personal y profesional precisamente porque su actitud hacia el trabajo y las personas tendía hacia dar más que recibir (Te recomendamos leeer: Aprender a dar, clave de la felicidad y éxito).

¿Y tú qué tipo de persona eres? Yo sinceramente inicié como un taker, aunque después de muchos años involucrado en esta competencia ridícula y contraproducente he llegado a la conclusión de que darme plenamente a la labor que realizo y a las personas con las que me encuentro, olvidándome de mí, es la manera más poderosa de conectarme, de obtener grandes logros personales y colectivos, y de sentirme pleno y satisfecho.

No siempre lo logro, pero intento darme plenamente. ¿Tú qué piensas?

Autor: EDUARDO LAN, MESA CONSULTORES 
Fuente: http://www.altonivel.com.mx
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