6 ago 2015

Recomiendan evitar difundir información sin respaldo científico

FALSAS CREENCIAS SOBRE EL CÁNCER DIFICULTAN SU PREVENCIÓN

80% de los casos de cáncer en el mundo se producen por hábitos de vida poco saludables, que pueden ser modificados por las personas


Hoy en día circula mucha información acerca del cáncer, pero no todo lo que se le atribuye a esta enfermedad es exacto, a veces es engañoso, y sin pruebas científicas. Estas ideas falsas sobre la patología, pueden causar que una persona genere preocupaciones innecesarias y complique la toma de decisiones adecuadas para la prevención y el tratamiento.

Carina Nava, colaboradora de la Sociedad Anticancerosa de Venezuela (SAV), considera que muchos contenidos en internet, que carecen de base científica, son la fuente de los temores de la población con respecto al cáncer. Por eso recomienda en primer lugar evitar difundir cadenas masivas en las redes sociales, con información no corroborada sobre la patología.

La bióloga también aconseja educarse y contrastar información a través de los documentos o las charlas que imparten instituciones dedicadas a la prevención del cáncer. Esta información está disponible en páginas web de organismos con credibilidad internacional como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Unión Internacional Contra el Cáncer (UICC).

Desechando los mitos 
Nava refirió que uno de las preocupaciones más arraigadas en la sociedad, y que pudo constatar durante la charla que impartió en el marco de la tercera Carrera y Caminata  A Tu Salud es la predisposición genética a la enfermedad, es decir, que el cáncer sea únicamente una afección que se transmite entre familiares.

Aclaró que estudios realizados por la OMS muestran que 20% de los casos de cáncer en el mundo tienen carácter hereditario. “El resto corresponde a factores de riesgo relacionados con el estilo de vida, (dieta, actividad física, sedentarismo, fumar, consumir alcohol).  Es decir, que 80% de los casos de cáncer a escala mundial pueden ser prevenidos por medio de la adopción de hábitos de vida saludables”, resaltó la especialista en biología.

La alimentación juega un rol fundamental en la prevención del cáncer. De acuerdo con Nava la obesidad se ha relacionado con un aumento de hasta 40% en las probabilidades de presentar la enfermedad. “Tener una dieta balanceada con el consumo de proporciones adecuadas de frutas y vegetales, además de la actividad física regular, contribuyen notablemente con la reducción de los factores de riesgo”, agregó.

Especificó la bióloga que en las excesivas reservas de tejido graso que presenta una persona con obesidad, se produce una gran cantidad de estrógenos que han sido asociados con el riesgo de diversos tipos de cáncer. “Vigilar constantemente el peso previene, no solo el cáncer, sino también los accidentes cardiovasculares y diabetes”, sostuvo Nava.


Exceso hormonal 
El estrógeno y la progesterona son usados en las terapias de reemplazo hormonal y en métodos anticonceptivos. Nava hizo referencia a investigaciones en las que se determinó que estas hormonas, suministradas a las mujeres por periodos mayores a cinco años consecutivos, aumentan el riego de cáncer de ovarios, endometrio, cuello uterino y mamas.

La recomendación es que cualquier terapia hormonal debe ser explícitamente recetada por un médico capacitado. “El profesional debe determinar la aplicación de las terapias hormonales siguiendo la evaluación de la historia clínica y basándose en el principio del riesgo-beneficio para el paciente”, agregó.

Otra idea falsa es que el cáncer de mama es exclusivo de las mujeres. Los hombres también nacen con tejidos mamarios, los cuales pueden ser afectados por células malignas. “Cada año ha venido aumentando la incidencia de cáncer de mama en hombres y en la actualidad se encuentra alrededor del 1% del total de casos de cáncer de mama en el mundo”, informó Nava.



Estrés sin respaldo   
Aclaró la bióloga que si bien el estrés puede causar una serie de problemas de salud, no se ha determinado científicamente que sea una fuente de cáncer.  “Es posible que exista una relación indirecta entre los factores. Por ejemplo, personas con bajo nivel de estrés, podrían estar más dispuestas a compartir con amigos o familiares y a pasar tiempo al aire libre, esto su vez, podría incrementar su actividad física, lo que reduce, en conjunto, las probabilidades de tener la patología”, concluyó.

Fuente: Comstat Rowland