Este personaje que siempre está con nosotros tiene muy mala fama, pero si aprendes a escucharlo podría ser tu mejor aliado.
De acuerdo a un estudio realizado por la ICF (International Coaching Federation) las principales áreas que se abordan en los procesos de coaching son el crecimiento personal; relaciones interpersonales; balance de vida y carrera, así como efectividad y trabajo en equipo.
En mi experiencia como coach añadiría también liderazgo, comunicación asertiva y resolución de conflictos. Sin importar cuál sea el tema que estemos tratando, hay un personaje protagónico que siempre acompaña al coacheé en cada sesión y que probablemente es parte del origen de todas y cada una de sus inquietudes, me refiero al ego.
A pesar de estar presente en todos, pareciera que no nos gusta reconocerlo como parte de nosotros ya que se le ha asociado con un concepto negativo. Cuando hablamos de una persona con un ego muy grande, pensamos en alguien que sólo ve por sí mismo y que no le importan los demás. Alguien vanidoso y prepotente.
Tu ego puede ayudarte
El ego también tiene un lado amable y productivo, el ego puede ayudarnos.
Es a través del ego que la persona se hace consciente de su propia identidad, se reconoce a sí mismo y se distingue de otros. El problema surge cuando éste se distorsiona por temores y experiencias dolorosas como el rechazo o la falta de aceptación y nos hace dependientes de la percepción y opinión de los demás.
¿Qué tan consciente eres de tu ego? Cuando escuchas a tu ego ¿qué te dice? ¿Cómo distingues a tu ego de tu yo auténtico? ¿Qué logros has obtenido gracias él? ¿Qué emociones encuentras detrás de éste? ¿Cuántas personas has alejado de tu vida por servir a tu ego?
Cómo dejar de ser esclavo de tu ego
1. Editar la historia
El ego es la idea que uno tiene de sí mismo. Es a partir de éste que creamos las narrativas que le dan sentido a nuestras acciones. Pensemos en el ego como el narrador o el cuenta cuentos, aquel que da sentido de nuestra identidad.
Pero de nosotros depende si le entregamos el control de nuestra historia. Nosotros podríamos ser el editor de nuestro propio ego, aquel que le dice qué ideas se quedan y qué ideas se van; elegir entre aquellas que le dan un giro trágico y poco funcional a nuestra historia y aquellas que nos ayudan a lograr nuestros objetivos y a conectarnos mejor con las personas a nuestro alrededor.
2. Escucha sus necesidades
El ego tiene un mensaje importante que darnos. Nos hace conscientes de las necesidades que buscamos satisfacer. Es aquí en donde podemos encontrar un componente poderoso de cambio y crecimiento. A través del deseo por satisfacer ciertas necesidades, el ego nos mueve y nos impulsa hacia lo que queremos.
Pero no olvidemos que existe una delgada línea entre la plena consciencia de mis necesidades y la indiferencia absoluta de las necesidades de los demás. Cuando sólo nos centramos en nuestro deseo de sentirnos importantes y nos olvidamos de la importancia que también tienen los demás.
3. Las buenas intenciones del ego
A partir de diversas experiencias, nuestro ego ha podido detectar situaciones de riesgo que nos hacen vulnerables a ser lastimados o que amenazan nuestro valor como personas. Es así que construye una barrera para impedir que alguien entre y tome control sobre nosotros, nos convence de que es lo mejor y decidimos seguirle el juego, sin importar el daño que esta barrera signifique para nosotros y para los demás.
Es posible que nuestro ego descontrolado, sólo busque protegernos, cuidar nuestra imagen. Desde esta perspectiva quizá nos sea más sencillo reconciliarnos con esta parte de nosotros que no nos gusta reconocer y permitir que siga acompañándonos en el camino pero como un aliado que nos cuida, que está a nuestro servicio y no al revés.
4. Reconoce al yo por encima del ego
En el libro Tus zonas erróneas, Wayne Dyer dice que cuando hayas reconocido lo que vales y lo bueno que eres no tendrás necesidad de que los demás apoyen y refuercen tu valor ajustando su conducta a tus instrucciones. Si estás seguro de ti mismo y tienes confianza en lo que piensas, no querrás ni necesitarás que los demás sean como tú quieres.
Por su parte, Jorge Bucay nos habla de la diferencia entre el yo ideal y el yo real y que entre mayor es el contraste entre ambos factores, mayor es el conflicto y el sufrimiento que nos genera.
La aceptación de nuestro ser, más allá del deber ser, es un buen comienzo para trascender los problemas causados por el ego. Te invito a profundizar esta reflexión en el siguiente cuento:
Un rey fue hasta su jardín y descubrió que sus árboles, arbustos y flores se estaban muriendo. El roble le dijo que se moría porque no podía ser tan alto como el pino. Volviéndose al pino, lo halló caído porque no podía dar uvas como la vid. La vid se moría porque no podía florecer como la rosa. La rosa lloraba porque no podía ser alta y sólida como el roble. Entonces encontró una planta, una fresia, floreciendo y más fresca que nunca. El rey preguntó: ¿Cómo es que creces saludable en medio de este jardín mustio y sombrío? No lo sé. Quizás sea porque siempre supuse que cuando me plantaste, querías fresias. Si hubieras querido un roble o una rosa, los habrías plantado. En aquel momento me dije: “Intentaré ser fresia de la mejor manera que pueda”.
¿Controlas a tu ego o eres su esclavo?
Autor: MARCELA HERNÁNDEZ Y HERNÁNDEZ, COACH DE VIDA Y EMPRESARIAL
Fuente: http://www.altonivel.com.mx
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