Las cosas no van bien y debes decírselo a tu equipo. El silencio es un error y requieres algo más que valentía para expresarlo. Eduardo Lan te dice cómo.
La semana pasada, en mi columna de los “5 puntos ciegos del liderazgo”, mencionaba que uno de los más importantes es ser insensible a tu impacto en los demás. Al respecto, es común que los líderes hablen únicamente acerca de lo que está mal, corrigiendo o redirigiendo continuamente las acciones de los miembros de su equipo de trabajo.
Ver lo malo es tan injusto como inefectivo, ya que las personas hacen más cosas bien que mal y, además, hablar únicamente de lo que está mal genera rechazo de parte de la otra persona.
Al hablar con nuestro equipo de trabajo es necesario y muy beneficioso reconocerles también lo que sí hacen bien, así como los logros que vayan teniendo, no importa qué tan chicos sean estos. A esto le llamamos reconocimiento, y es una de las maneras más poderosas de motivar a las personas y consolidar las buenas acciones y comportamientos.
Algunos estudios en desarrollo organizacional recomiendan que cada comentario “negativo” esté antecedido por al menos 5 comentarios “positivos” acerca de los aciertos de dicha persona.
Reconocer a las personas es uno de los mayores regalos que les puedes dar, ¡y no te cuesta nada! Al revés, reconocer constantemente a las personas eventualmente se convierte en una costumbre, y finalmente en cultura, lo cual involucra a la organización entera.
Cómo entablar una conversación difícil con tu equipo
Ahora, esto no quiere decir que no debemos de tener conversaciones difíciles. De hecho, evitar tenerlas es también un punto ciego humano y organizacional. Muchas personas se sienten incómodas al hacerlo y, por ende, le dan la vuelta, lo cual tiene un impacto negativo en los resultados.
Tener la valentía de tener estas conversaciones cuando la situación lo requiera, y hacerlo de una manera funcional es la clave para crear un equipo de trabajo de alto desempeño. A continuación te decimos cómo hacerlo.
1. Genera un trasfondo de relación lo suficientemente fuerte con tu equipo de trabajo que funja como el fundamento de conversaciones que generen valor. Tener ese nivel de relación con los miembros de tu equipo aumenta el impacto de las conversaciones positivas y establece la confianza y el espacio para tener las conversaciones difíciles.
2. Empieza cada conversación reconociendo a la persona por lo que sí hace bien. Reconocer al otro permite que la persona se sienta apreciada y que deje de estar a la defensiva, lo cual crea la atención y el espacio necesarios para continuar con la conversación.
3. Pídele a la persona permiso para hacerle un comentario. Pedir permiso es una señal de respeto y crea un contexto apropiado y un escuchar atento para la conversación.
4. Inicia con tu compromiso. Dile a la persona por qué estás teniendo esta conversación basado en aquello a lo que estás comprometido a lograr. Esto establece claramente la razón de ser de la conversación, la cual siempre debe ser lograr una mejoría que beneficie, en la medida de lo posible, a todos los involucrados.
5. Haz tu comentario de manera directa, clara y concisa. Evita darle vueltas al asunto y habla derecho con responsabilidad.
6. Establece acuerdos y un plan de seguimiento. Hacer esto deja a ambas partes claras sobre los acuerdos/expectativas y deja espacio para revisar los avances en el camino y hacer las modificaciones necesarias. Siempre es recomendable que la persona con quien estés hablando diga en sus propias palabras cuáles son los acuerdos a los que se compromete.
7. Agradece a la persona por su tiempo, su disposición a hablar sobre el asunto y la diferencia que esto hace/hará para ti, el equipo y/o la organización.
IMPORTANTÍSIMO: POR ÚLTIMO, EVITA UTILIZAR LA PALABRA “PERO” EN TU CONVERSACIÓN.
Iniciar una conversación con un reconocimiento y después continuar con “pero”, invalida todo lo dicho antes de esa tan comúnmente utilizada y tan destructiva palabra.
Fuente: Alto Nivel
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