El diseño es vital para resolver
problemas de comunicación
El especialista Jorge Frascara
cree que hay situaciones críticas, como en los hospitales
"Hay gente que ve la
necesidad de hacer diseño para resolver problemas de comunicación, pero no sabe
resolverlos. Pero también hay gente que ni siquiera percibe la necesidad."
La opinión es de Jorge Frascara,
diseñador argentino de prestigio internacional que vive y enseña en Canadá. Su
práctica profesional abarca temas, como la ilustración, la animación, la
publicidad, el marketing social y el diseño editorial.
Para Frascara, la necesidad de un
buen diseño de comunicación no sólo existe, sino que es urgente. Los ejemplos
de mala praxis asoman por todas partes, incluso en sectores donde las señales
confusas pueden demorar la búsqueda y la rapidez de atención, como sucede en clínicas
y hospitales.
Muchos carteles e indicadores
visuales suelen padecer de esta grave enfermedad. Son imposibles de entender,
razona Frascara. El que pone como ejemplo -del Hospital Universitario de Padua-
"tiene tantos colores que supera la capacidad humana de reconocerlos,
menos aún por las personas maduras y ancianas, que son quienes más frecuentan
esos lugares". La reiteración de flechas direccionales en el mismo sentido
y la distancia que las separa de los nombres, que tampoco respetan el orden
alfabético, contribuyen al galimatías.
El desorden es, asimismo, factor
de derroche de presupuestos sanitarios a menudo insuficientes que, por la
gravedad y frecuencia de los problemas que aspiran a prevenir o curar, deberían
ser aprovechados al máximo. El 50 por ciento de las partidas del rubro, en los
países del primer mundo, se invierte en atender accidentes de tránsito y de
trabajo; el tabaco, el alcohol, la droga y la mala nutrición destruyen a las
poblaciones pudientes.
No obstante, la mitad de los
receptores "no puede hacer lectura estratégica y, por lo tanto, no puede
entender textos que están por encima de la madurez de un alumno de quinto
grado", diagnostica Frascara.
Una nueva cultura
Hace falta desarrollar una
cultura, prosigue, en la que el acceso a la información comprensible se vea
como un derecho ciudadano, lo que sería factible con un buen diseño de la
información. "También hace falta, enfocado desde la persuasión, en el
marketing social", añade el especialista.
Frascara es profesor emérito de
la Universidad de Alberta, Canadá; actúa, asimismo, como consejero del
doctorado de la Universidad de Venecia y de la Sociedad para las Ciencias del
Diseño de Japón.
Viaja regularmente a Buenos Aires
para intercambiar experiencias con sus colegas, algunos de su misma generación,
y también para editar sus libros. El que acaba de aparecer se llama
precisamente ¿Qué es el diseño de información? (Ediciones Infinito, Buenos
Aires, 2011), que reúne textos suyos y de once colegas internacionales, todos
de excepcional trayectoria, entre ellos Dietmar Winkler, Meter Simliger, Ronald
Shakespear, Robert y Jenny Waller, Karen Schriver, Karen van der Waarde y
Krzsystof Lenk.
Pero, además, Frascara está a
punto de iniciar una serie de seminarios sobre el tema, de una jornada de
duración, a partir del que tendrá lugar en Rosario el 16 de septiembre. Los
siguientes se harán en La Plata, el 30 del mismo mes, y en Buenos Aires,
finalmente, el 7 de octubre.
No hay recetas
El diseño de información, para
Frascara, "tiene como objetivo asegurar la efectividad de las
comunicaciones. Está centrado en el usuario; es ético, porque se basa en el
conocimiento del «otro» como diferente y respetable".
No hay recetas, añade, sólo
conocimientos aplicables, lo que debe hacerse con "una intensa atención
prestada a quien nos dirigimos".
El nuevo libro, base de las
charlas, tiene tres partes. La primera brinda una visión de conjunto del tema,
que culmina con "El papel de la evaluación en el diseño de
información".
En la segunda, escriben los
especialistas internacionales, algunos ya mencionados; Ronald Shakespear hace
un bien ilustrado repaso del "Plan Visual de Buenos Aires", llevado a
cabo juntamente con Guillermo González Ruiz, en 1971-1972, y de otros trabajos
memorables más recientes. Todo bajo el título de "El diseño como
catalizador". Lo precede una genial frase de Buckminster Fuller: "La
mejor forma de predecir el futuro es diseñarlo".
La tercera parte del libro se
compone de una decena de casos de estudio, que abre el propio Frascara con
"Un folleto para médicos". El libro está dedicado al pionero del
diseño argentino Carlos Méndez Mosquera, "por todo lo que hizo por el
diseño a través de la publicidad".
El problema central del
diseñador, concluye Frascara, "no es la gráfica, sino el impacto que ella
tiene en la gente. Nuestro rol es ayudar a entender, para que la gente pueda
actuar bien".
FUENTE: La
Nación