En ocasiones la ansiedad puede orillarte a tomar decisiones precipitadas, por eso aprender a domar este estado tendrá un estado positivo en tus decisiones.
Imagina que vas caminando por la calle y ves venir a un hombre que sostiene una pistola, tu cuerpo reacciona de inmediato. Palideces… la sangre se va directo a tus piernas para que corran con mayor velocidad y un golpe de adrenalina te hace mover de manera oportuna.
En este caso, tu miedo y la ansiedad desatada fueron racionales, ya que tenías evidencia de riesgos y peligro, lo que te sirvió como un aliado para anticiparte a una situación y protegerte, aunque el hombre no haya tenido la intención de dañarte.
Ahora imagina que vas por la misma calle y ves a un hombre caminar rápidamente hacia ti con una mano en la bolsa del pantalón. Quizá pienses que esconde un arma y está dispuesto a asaltarte: tu cuerpo reacciona de la misma manera, tu corazón late más fuerte, tu respiración se hace pesada y un nuevo golpe de adrenalina te ataca.
En este caso, todo sucedió en tu imaginación. Tu miedo y tus pensamientos fueron irracionales. Lejos de ayudarte, la ansiedad sometió a tu cuerpo a una descarga de energía y una experiencia negativa innecesaria.
Reaccionaste de manera exagerada ante una situación posible, pero poco probable.
Hay una delgada línea entre la ansiedad sana (estado de alerta, inquietud, precaución) y la malsana (pánico, pensamiento catastrófico y pérdida de control).
¿Cuántas veces nos hemos sometido a un estado de ansiedad, por una situación imaginaria o poco probable?
En su libro Cómo controlar la ansiedad antes de que la controle a usted, Albert Ellis propone un modelo para entender cómo se desencadena la ansiedad en determinadas circunstancias y lo más importante, cómo influyen nuestros pensamientos irracionales para provocarla.
Y a continuación te lo muestro:
El ABC para manejar tu ansiedad
Adversidad
La mayoría de las personas por naturaleza, buscamos tener más de lo que deseamos y menos de lo que no. Nos ocupamos en generar este equilibrio y en el momento en que la balanza se inclina hacia lo que no queremos, entramos en el terreno de las adversidades.
Quien cree poder tener el control sobre las personas y las situaciones para evitar las adversidades, está condenado a vivir en un estado permanente de ansiedad. Si bien podemos propiciar algunos cambios en nuestro entorno, la realidad es que siempre nos toparemos con una limitación inminente: La voluntad y libertad de elección de terceros.
La libertad de elección es también nuestra mayor herramienta y fortaleza.
Por ejemplo, siempre cabe el dialogo y el esfuerzo por llegar a acuerdos más sanos en una relación o situación, sin embargo, si no existe la apertura en ambas partes y descubro que no puedo cambiar a mi jefe, ni las políticas de la empresa, siempre tendré la posibilidad de elegir buscar un nuevo trabajo.
Beliefs: creencias
Resulta lógico pensar que las adversidades son las causantes de nuestro estado de ansiedad, sin embargo, son nuestros pensamientos y comportamientos los verdaderos responsables. La ventaja es que sobre estos sí podemos tener control.
Así como tengo el poder de elección para cambiar de trabajo si algo no está funcionando, también puedo ejercer mi poder para elegir el tipo de pensamientos y creencias que tendré en caso de no obtener el trabajo deseado.
Cuestionar
No sólo se trata de detectar nuestras creencias limitantes y elegir unas más productivas. La clave está en cuestionarlas y entender cuál fue su origen, cómo es que empezamos a creer lo que creemos y preguntarnos sí lejos de ser falso o verdadero, es algo que nos funciona o nos daña.
Siguiendo con la historia del cambio de trabajo aquí algunas preguntas que te ayudarían a cuestionar tus creencias. Tú puedes adaptarlo a la situación que te ponga ansioso.
• ¿Qué tan realista es pensar que siempre debo de obtener todo lo que quiero?
• ¿Qué evidencias tengo de que las personas exitosas nunca han sido rechazados o han fracasado?
• ¿En dónde está la lógica al pensar que porque yo quiero determinado trabajo, me lo van a dar?
• ¿No podrá haber personas que encajen mejor con ese puesto, por lo menos desde la óptica del reclutador?
• ¿De qué me sirve pensar así? ¿Esta creencia me acerca o me aleja de mi objetivo?
Ante la misma adversidad, cien personas reaccionarán de manera distinta y en diferente intensidad, es probable que experimenten emociones parecidas pero cada lo llevará al extremo que decida según sus creencias.
Autor: MARCELA HERNÁNDEZ Y HERNÁNDEZ, COACH EMPRESARIAL Y DE VIDA
Fuente: http://www.altonivel.com.mx
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