¿Qué es la publicidad engañosa?
La publicidad es una forma de comunicación cuyo fin es promover y difundir la comercialización de un bien, producto o servicio.
La publicidad es una forma de comunicación cuyo fin es promover y
difundir la comercialización de un bien, producto o servicio. Su
intención es vender pero también dar significado a un objeto más allá de
su mera funcionalidad. La publicidad nos emociona, al grado que un día
logra hacernos comprar lo que en realidad no queríamos o no
necesitábamos.
En un medio ideal, la publicidad debe ser legal, veraz, digna, clara, auténtica, socialmente adecuada y propicia competencia justa. Sin embargo, basta con un zapping a la televisión para percatarse de que también existe publicidad falsa, inexacta, exagerada, parcial, artificiosa o tendenciosa y que pueda inducir al error: se llama publicidad engañosa, y como todo engaño, genera coraje, decepción y desconfianza. También hay publicidad que puede provocar engaño en un sentido más amplio. Quizá no mienta, no se ponga máscaras o no exagere, pero es publicidad abusiva.
El disfraz de la verdad puede (y suele) ser congruente con nuestros deseos: ¿quién no ha deseado ser más fuerte, más delgado o más joven con solo aplicar una crema o tomar una pócima?
La publicidad no es algo que podamos ni debamos evadir, pues nos brinda información sobre los bienes y productos que estamos interesados en consumir, sin embargo, nuestra posición frente a ella debe ser crítica.
En las últimas décadas, los consumidores mexicanos han descubierto el poder que tienen para generar cambios a través de sus quejas y denuncias, ya sea a través de instituciones como Profeco, mediante blogs, foros virtuales o directamente en los centros de atención a clientes de las empresas.
Fuente: Revista del Consumidor
En un medio ideal, la publicidad debe ser legal, veraz, digna, clara, auténtica, socialmente adecuada y propicia competencia justa. Sin embargo, basta con un zapping a la televisión para percatarse de que también existe publicidad falsa, inexacta, exagerada, parcial, artificiosa o tendenciosa y que pueda inducir al error: se llama publicidad engañosa, y como todo engaño, genera coraje, decepción y desconfianza. También hay publicidad que puede provocar engaño en un sentido más amplio. Quizá no mienta, no se ponga máscaras o no exagere, pero es publicidad abusiva.
El disfraz de la verdad puede (y suele) ser congruente con nuestros deseos: ¿quién no ha deseado ser más fuerte, más delgado o más joven con solo aplicar una crema o tomar una pócima?
La publicidad no es algo que podamos ni debamos evadir, pues nos brinda información sobre los bienes y productos que estamos interesados en consumir, sin embargo, nuestra posición frente a ella debe ser crítica.
En las últimas décadas, los consumidores mexicanos han descubierto el poder que tienen para generar cambios a través de sus quejas y denuncias, ya sea a través de instituciones como Profeco, mediante blogs, foros virtuales o directamente en los centros de atención a clientes de las empresas.
Fuente: Revista del Consumidor