Terapias con insulina exógena buscan
imitar la función natural del páncreas
EL CONTROL GLUCÉMICO ES UN RETO PARA
EL DIABÉTICO
Los análogos de insulina han servido a médicos y pacientes para alcanzar
con mayor eficiencia con las metas establecidas
del nivel óptimo de azúcar en la sangre
El principal objetivo de un médico cuando trata la
diabetes es cumplir con la meta del control glucémico, para mantener un nivel
en que el contenido de azúcar (glucosa) que está en la sangre tenga valores
normales, tanto en el periodo anterior a las comidas como después de ingerir
alimentos.
De acuerdo con el médico internista Roberto García
Pereira, lo ideal para lograr el control glucémico, es cambiar el estilo de
vida de la persona afectada. Este paso
se concreta con el ajuste de la dieta según el peso, talla, sexo y actividad
laboral que realiza el paciente, acompañado con actividad física. En segundo
lugar, los especialistas encausan ese control con una variedad de fármacos y
esquemas terapéuticos.
Estableciendo metas
Las guías clínicas de la Asociación Americana de Diabetes
establecen como una meta de hemoglobina glucosilada para niños y adolescentes
menor a 7.5% y recomiendan que la glucemia
antes de las comidas oscile entre 90 y 130 miligramos por decilitro, y entre 90
y 150 mg/dl durante la noche. Para los adultos con diabetes tipo 2 la hemoglobina
glucosilada debe ser menor a 7%, con una meta antes de comidas entre 80 y 130
mg/dl y un pico menor de 180 mg/dl, luego de alimentarse.
La hemoglobina glucosilada se detecta mediante un examen
de laboratorio que muestra el nivel promedio de glucosa en la sangre durante
los últimos tres meses. Los resultados se expresan en el porcentaje de
hemoglobina expuesta a la glucosa. De acuerdo con la Asociación Americana de
Diabetes, el valor normal oscila entre 4% y 5.6%. A partir de 5.7% hasta 6.4%
se clasifica a la persona como pre diabético.
El examen de glucemia en cambio mide la cantidad de glucosa
en una muestra de sangre. Un nivel en ayunas entre 70 y 100 miligramos por
decilitro y por debajo de 125 mg/dl, durante las comidas, se considera normal.
Entendiendo al páncreas
García explicó que el páncreas de una persona normal secreta
insulina de dos maneras: de forma continua en baja dosis para controlar los
niveles de azúcar entre las comidas y las noches, denominada insulina basal. Al
ingerir alimentos el páncreas lanza un bolo de insulina (alta dosis) a la
sangre para ayudar a procesar el azúcar que está ingresando, luego vuelve al
nivel de base.
Cuando el páncreas no produce la cantidad suficiente de
insulina o el organismo por alguna razón no usa correctamente la hormona que
tiene, se produce la diabetes. Sin la insulina, la glucosa obtenida de los
alimentos no pasa a las células, lugar donde debe transformarse en energía. Esa
glucosa que no se absorbió pero queda en la sangre daña a los tejidos con el
paso del tiempo.
Imitando al cuerpo
Para poder tratar la diabetes se requiere suplir la falta
de insulina, una hormona que desde 1922 se ha venido fabricando e inyectado a
los pacientes con diversas técnicas y bajo diferentes modos terapéuticos.
Sostuvo García que las versiones más avanzadas disponibles en la actualidad son
los análogos de insulina rápidos y basales.
Con excepción de las personas que tienen diabetes tipo 1
(no producen insulina naturalmente), no todas las personas con diabetes tipo 2
requieren insulina al comienzo. La necesidad de iniciar la insulinización
depende de las características de cada paciente y la gravedad de la patología.
El tratamiento persigue imitar la función natural del páncreas.
“El esquema terapéutico
basal-prandial, con la combinación de análogos rápidos y basales, es el que
mejor se asemeja al proceso fisiológico de secreción de insulina en nuestro
organismo”, afirmó el galeno.
Las insulinas tradicionales no han conseguido los niveles
basales y postprandiales requeridos para mantener las glicemias controladas. Gracias
a técnicas de recombinación genética y algunos cambios estructurales, se han
desarrollado los análogos de insulina tanto de acción rápida como de acción
basal. La aplicación se hace con inyecciones subcutáneas, por lo que se logra
una mejor absorción, son de liberación más controlada, previsibles y disminuyen
los riesgos de hipoglucemias.
Problema mundial
La diabetes es considerada una pandemia de crecimiento
mundial. De acuerdo con los registros de la Federación Internacional de
Diabetes cerca de 387 millones de personas están diagnosticadas con la afección
y 189 millones viven sin saber que la tienen. La diabetes tipo 2, que está
asociada a la obesidad, sedentarismo y malos hábitos alimenticios, es la que
más crece en todos los países.
Material
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