Cambiar tus hábitos de trabajo, tu contexto y las personas que te rodean puede significar la diferencia entre un día fallido y uno exitoso.
En qué trabajas, qué tan eficiente eres y qué harás mañana, todo depende de qué tan consciente estás de estos aspectos. Y es importante dar un paso hacia atrás y evaluar estos tres factores que contribuyen a tu productividad, o la obstaculizan, y hacer los cambios pertinentes. Toma nota:
1. ¿Cuáles son tus rutinas? ¿Te están sirviendo?
La homeostasis es un término científico que describe la situación “normal del sistema”, o un estado de equilibrio. Tu homeostasis son las cosas que haces y en qué orden las haces cada día, y que ahora se han convertido en tu forma normal de trabajar.
¿Qué herramientas y dispositivos siempre tienes contigo? ¿Qué aplicaciones y programas siempre están abiertos en tu computadora? ¿A qué hora del día envías más emails? ¿A dónde te vas cuando tienes que pensar profundamente acerca de tu producto, servicio, clientes o metas?
Sabes que has ‘normalizado’ tu flujo de trabajo si, cuando haces algo de manera distinta, o incluso si decides no hacerlo, sientes que algo falta o está mal. Obviamente, tu productividad se ve afectada si no tienes conexión a internet, si tu cafetería favorita está cerrada o no sirve la máquina de café, o si se muere la batería de tu celular y no puedes trabajar normalmente.
Acción: Durante la próxima semana, identifica a detalle los hábitos y rutinas que tienes. Conforme trabajas, pregúntate si hay una mejor manera de hacerlo. La forma más rápida de lograrlo que conozco es observando el trabajo de alguien más, ya que te servirá para ver tu flujo laboral con una mirada fresca.
2. ¿Dónde trabajas?
El lugar en el que trabajas cambia lo que haces, qué tan efectivamente lo haces y qué tan bien se hace. Las cosas que te rodean y la atmósfera en la que te encuentras afectan la forma en la que usas tu tiempo. ¿Quieres ser más productivo? Mejora tu contexto de trabajo.
Considera las siguientes preguntas: ¿Pasas mucho tiempo buscando cosas que necesitas para hacer tu trabajo? ¿Te sientes cómodo usando las herramientas y dispositivos que utilizas? ¿Los dispositivos funcionan como deberían funcionar? ¿Las personas utilizan otras herramientas que tú podrías probar para trabajar más eficientemente? ¿Te sientes inspirado por tus alrededores?
El propósito de hacerte estas preguntas es para ayudarte a pensar en cómo el contexto te influye de manera positiva o negativa. Cuando quieras hacer algo importante, cambia tu contexto.
Acción: Durante la próxima semana, identifica el contexto en el que mejor trabajas. Experimenta haciendo diferentes tipos de trabajos (pensar, planear, responder, crear, etcétera) en contextos que creas apoyen el trabajo que necesitas realizar en ese momento.
3. ¿Con quién pasas la mayor parte de tu tiempo?
Las personas con las que pasas más tiempo influyen en tu productividad. Toma riesgos, intenta conocer personas nuevas y construye tu red de conexiones. No sólo estoy hablando de las redes sociales; sino de las conversaciones cara a cara que tienes con las personas a quienes llamas amigos. La gente que nos rodea influye en nuestra mentalidad y comportamiento. Si pasas tiempo con personas que quieren lograr más y que apoyan tus metas y potencial, esto se verá reflejado en tu propia vida y logros.
Acción: Haz una lista de las cinco personas con las que pasaste más tiempo durante la semana pasada. Después, evalúa del uno al cinco (uno, el más; cinco, el menos) en términos de qué tanto apoyan tu productividad. De ser posible, pasa menos tiempo con aquellos que recibieron la peor evaluación.
Tómate 15 minutos para agendar estas acciones. Experimenta con una o dos de ellas por cinco días y observa cómo te influyen de una manera más positiva.
Autor: Jason W. Womack
Fuente: http://www.soyentrepreneur.com
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